sábado, 29 de noviembre de 2014

Negro





















Inodoro, la Eulogia y el Mendieta,
"que lo parió" con el dolor más triste, 
se preguntan los tres ¿Porqué te fuiste, 
cerrando el ventanal de la historieta?
Mientras Boggie desarma la escopeta
y apaga el cigarrillo que le diste,
la nave de crayón en que partiste
patrulla los rincones del planeta.
A punta de grafito,
fugaste sin querer al infinito,
en busca de un confín domiciliario;
bucanero de tinta al abordaje,
que el cielo que te guarde en hospedaje
tenga al menos la forma de Rosario.

Del libro De diluvios y andenes.
Dibujo: JuaneLemos.

Cambio de dueño





















El trompa del fondín de Balvanera,
donde paran "los ases del choreo",
anda muerto de amor y de deseo
por Olinda Guzmán, la peluquera.
No quiere hacer bandera
pa escaparle al run run del cotilleo
y se pasa las tardes al boleo,
embrocando el vaivén de su pollera.
La piba, veterana en esta liza,
la yuga de muchacha primeriza
y se hace la tontita que no sabe,
pone cara de si, pero lo elude,
el día que el gilardo la desnude,
no le deja del bysnes, ni la llave.

Del libro Oceanario
Dibujo: Sara Bishop

jueves, 27 de noviembre de 2014

Reencuentro




























Cien años han pasado desde entonces
recordando tus "manos como patios",
el alba desprendida de tus noches,
la luna del Abasto,
la siesta demorada en los relojes,
el aroma dulzón de los naranjos,
la cita del reencuentro con tu nombre,
el cielo de tu barrio,
el chamuyo de amor, las oraciones,
la lluvia sin descanso,
el eco de tu voz en otras voces,
el último yirar de tus tamangos,
la luz de los faroles
y el fueye que acunabas en tus brazos.

Del libro Oceanario.
Dibujo: Walter Toscano.

Chaplina




























La novia de Chaplín, bombín en mano,
trabaja de ecuyer y de adivina,
plantada de buzón en una esquina
te bate si es invierno o es verano.
En andas de un gotán te toca un piano
o un solo de violín si se empecina,
bendito corazón de plastilina
que vuelve celestial lo cotidiano.
Carlitos, que se muere si la pierde,
le compra un globo verde
y un trompo de girar a la bartola.
Se citan en el parque Rivadavia
y afiebrados de labios (y de labia),
se besan al trasluz de una farola.

Del libro Oceanario.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Verdeselvas en flor

En la selva de la verde lunfardía
el capanga del león te da la cana
y la reina de los monos, bataclana,
se declara en soltería;
bate el tigre su chamuyo de avería
y el conjunto de los Loros de Chiclana,
en el coro musical de la mañana
vocaliza la "Milonga del tranvía".
El tapir y el elefante
canturrean el tanguito del espiante
y subida al colmenar de la azotea,
la cigüeña de impecable plumerío,
en el pico carga un crío,
de una lánguida París, mistonga y rea.

Del libro Oceanario.
Dibujo: Brenda Figueroa.

De puro taura




























Gardel se despereza de aburrido
y de tanto soñar a la bartola,
pone un disco de jazz en la vitrola,
de ritmo sostenido.
Cuatro tauras con nombre y apellido,
devotos de Ferrer y de Piazzolla,
le baten la canción canyengue y sola
del tango del olvido.
Ordena la catrera del cotorro,
de fiaca frunce el morro
y saca el impermeable del ropero;
afuera llueve mucho y en la pena
de no verse en los ojos de Malena
decide atravesar el aguacero.

Del libro De diluvios y andenes.
Dibujo: Walter Toscano.

martes, 25 de noviembre de 2014

Amure




























Me amuraste de furca en el convento,
sin dejar batimento del espiante,
con una mano atrás y otra adelante,
mirá si será punga el sentimiento;
no dejaste siquiera el documento
y no alcanzó el amor ni fue bastante
que yugase a lo buey, con la constante 
de amarrocar el vento.
La vida es un gotán y en la parada
hay que bancarse la que venga encima
o volarse el canil de la sesera;
con la misma traición serás pagada,
si se me pone carne de gayina,
pensarte en brazos de un chabón cualquiera.

Del libro Oceanario.
Dibujo: Fabián Pérez.

lunes, 24 de noviembre de 2014

El 17


































Para Carlos de la Púa

El malevo Muñoz, taura de aquellos,
gerente de entreveros y partidas,
lleva al día su lista de degüellos
del año que le pidas;
"ingenieri" de cortes y atropellos 
con prontuario de fúnebres heridas,
exhibe costurones como sellos
de lances y tenidas.
Con linaje de alcurnia gavilana,
de funyi y sevillana,
se planta en su tanguera aristrocracia,
diquero y arrogante,
con un corso de minas por delante,
se casa el 17 (la desgracia).

Del libro De diluvios y andenes.
Dibujo: Lucho Luna.

Romance de viento y cuerdas


























Nostálgico, el bandola,
yiraba por las calles de Boedo,
buscando en cada esquina, con denuedo,
el paso musicante de una viola.
"Con el alma en orsay" y a la bartola,
de predicar sin credo,
se bate, fulería, contra el miedo
de quedarse sin vento ni parola
para hablar del amor que lleva encima
y en plan de buen dorima
tentar a la borbona milonguera.
Jugado a cara o cruz, canta ventaja,
estira pecho y caja
y saca a relucir la botonera.

Del libro De diluvios y andenes.
Ilustarción: El troesma Roberto Volta.

Dalimatías




























La jermu de Dalí posa desnuda,
con forma de reloj de esfera plana
y exhibe en cada mano una manzana
redonda y puntiaguda;
en enjambre de verdes la demuda
y le tizna los labios de oro y grana,
cada noche (en mitad de la mañana),
se trepa al precipicio de la duda.
Y porta en la solapa de su ombligo,
un insecto, testigo, 
que muta en mariposa trapecista.
Privilegios del punto que la sueña
y en colores la preña
con el yeite del arte surrealista.

Del libro Oceanario.

Amortango




























Hay un pibe en Verona, consumido
de besos al boleo
y una piba que en andas del deseo
le da cuerda al reloj de su latido.
Y hay un tufo de bronca sin sentido,
tiznando el aire reo,
de tilingos rezongos de boxeo
y de astillas de enojo contenido.
Capullos y Montescos, pelandrunes,
que de lunes a lunes
chamuyan su mugriento parloteo,
y la parca que guarda en su maleta,
el edicto del raje de Julieta
y los pelpas del piante de Romeo.

De libro De diluvios y andenes.
Escultura:Milton Hebald.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Milonguita

   


































Fabián Pérez

La vió venir, traía en el vestido
astillas de limón de un alma en pena,
un estruendo de amor de luna llena
y un beso entristecido;
unos ojos más negros que el olvido
y un ayuno de larga cuarentena,
parecía más bien una sirena
de llanto contenido.
Dio dos pasos, se puso frente a ella:
—Ha caído una estrella,
le dijo con acento distraído;
cuando el piano atacó con "Amargura",
la tomó de traición por la cintura
y le sopló dos besos al oído.

Del libro De diluvios y andenes.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Vagoneta


















La señora de Adán, con paso ausente
y la vista lejana,
observa como nace la mañana
detrás de las estrellas del Oriente.
No hay un alma en la tierra, solamente
el novicio debut de la semana,
sin noticias aún de la manzana, 
del árbol, de Luzbel, de la serpiente.
Sin nadie que la ayude en la faena,
labura desde el alba hasta la cena,
ni que fuera la "woman-maravilla";
jetón, el troglodita de su esposo,
con tal de no cansarse, se hace el oso,
y alega que le falta una costilla.

Del libro Oceanario.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Modelo 29

  lustración: Sergio Alvarez

La novia de Gardel tiene un Fitito, 
modelo 29,
que lo usa de noche, cuando llueve,
para ir de Liniers a Caballito;
y tiene un gato negro y un perrito
del color de la nieve,
una falda más bien tirando a breve
y un lengue que compró para Carlitos.
Cuando quieren que no les den la cana
ni el tira de rondín ni la fulana
de chismes truculentos,
Gardel, con el sombrero requintado,
le pide que se siente a su costado
y se rajan los dos en el 600.

Del libro De diluvios y andenes.

lunes, 17 de noviembre de 2014

De fueyes perdidos

  





































Roberto Volta

Araca, bandoneón, oscuramente,
entre los pliegues de tu pilcha rea,
tu cuore de nostalgia, campanea,
un Buenos Aires de mirada ausente;
acaso, simplemente,
el rezongo de un llanto que gotea,
con las manos de Troilo te rodea
y te taya dos notas en la frente.
A fuerza de curvar espalda y lomo,
una tísica lágrima de plomo
habrá de salpicarte la mejilla,
y en un tango canyengue de tristeza,
en la esquina más rante de la pieza,
te rendirás de atorro en una silla.

Del libro Oceanario.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Calle Corrientes






































Tal para cual / Hugo Pendziuch

Patrullan tus esquinas fantasmas tutelares
trajeados con la pilcha de un ángel compadrón,
pichucos somnolientos que salen de los bares,
malenas rantifusas, gardeles de ocasión.
Hoy suena otra milonga, bocinas, celulares,
y el Obelisco taura se aburre de plantón,
el feca de dorapa, los pungas dactilares,
la piba oficinista y el pibe del montón.
Hay algo sin embargo que late todavía,
un eco de nostalgia que estrena cada día
el pulso suburbano de un tango rezongón,
acaso un espejismo de antigua geografía,
que igual que el buen gomía,
ofrece si hace falta su propio corazón.

Del libro Oceanario.

Tiopa


   Roque Vega


Hablar del tiopa con la voz quebrada,
del parral, del aljibe, de la vieja,
del rezongo de un tango que se queja
con el alma afueyada,
de la piba que lleva en la mirada
un rubor que la espeja,
del jazmín que se cuelga de la reja
aromando de azahar la madrugada,
de un bandola mistongo y orillero,
de la tarde que rompe en aguacero
y cuela su dolor de contrabando,
de la ropa tendida y olorosa,
del malvón y la rosa,
del pibe que se fue quién sabe cuándo.

Del libro De diluvios y andenes.