miércoles, 13 de mayo de 2015

Ocaso

Parado en el umbral de la cocina,
otea distraído el horizonte,
más allá de la cumbre de algún monte
un amago de lluvia se adivina;
saluda con un gesto a la vecina
y un molino jetón y polizonte
exige que lo chuce y lo confronte
a la vuelta del feca de la esquina.
Declina con modales de elegancia,
bajo otra circunstancia
se lo hubiera llevado por delante,
se tira en el colchón, enciende un faso,
y al filo del ocaso
parola del ayer con Rocinante.

Del libro Oceanario.
Dibujo: Elena Nuñez / "Quijote urbano".