lunes, 2 de mayo de 2016

La Gardelita

La novia de Gardel, milonga fina,
con diquera presencia aporteñada,
parece una muñeca delicada
de porcelana china.
En sus ojos de geisha se adivina
un rezongo de gata apoltronada,
puntual en la parada,
pa´ lucirla de adorno en la vitrina.
El quía la consiente
y le deja dos besos en la frente
igual que un  gladiador del medioevo,
la piba, con el alma soñadora,
le compra un frasco grande de Glostora,
una pasta dental y un funyi nuevo.

Del libro De lunfa somos.
Pintura: Giorgy Kurasov.

El último tango

La vio en la milonga sombría del tano,
con una zapatos de brillo raído,
llevaba en los ojos rencores de olvido
y ausencia de voces traía en la mano.
La buscó en las sombras con cierto desgano,
rozó con los dedos su negro vestido,
y bailó con ella, latido a latido,
al son quejumbroso de un baile profano.
La besó en la boca, ciño su cintura
y sintió en los labios la desgarradura
de un ardor de hielo;
en un batimento de gris letanía
susurró su nombre con dulce porfía
y el último tango le sonó a consuelo.

Del libro De Lunfa somos.
Pintura: Fabián Perez.