viernes, 30 de junio de 2017

Cierta noche después de Medellín

La gata de Gardel vuelve de ronda
después de atravesar la madrugada,
lo mismo que una sombra derramada,
nocturnal y redonda.
Maúlla sin que nadie le responda
(mejor sola que mal acompañada),
y cruza el callejón y la cortada,
la plaza, el yotivenco, la rotonda,
la puerta de cancel, la casa vieja,
el baldío, la reja
y el patio de agrisado desconsuelo,
el pasillo de hollín, la pieza fría,
los rieles del penúltimo tranvía...
Y Carlitos la mira desde el cielo.

Del libro Oceanario.

miércoles, 21 de junio de 2017

Beatrice

Beatrice Portinari, musa rea,
(amada por el vate florentino),
estrila de los versos y el destino
exige más acción y más pelea.
Que el quía que la nombra y la marea
orlando su costado femenino
la tome en virulento remolino
en algún callejón o en la azotea.
Demasiados sonetos, reflexiona,
pero poca gestión de emprendimiento
y estufa de escuchar el mismo cuento
y acabar como tantas, solterona,
le dice con su tono más galante:
—Ma finíshela Dante. ©

Del libro De lunfa somos.

sábado, 10 de junio de 2017

Cybervate

Habrá que aceptar la idea de colgar los guantes

Baten que un algoritmo de parla fina
(minga de madrugadas y escabio duro),
sin el perfil bohemio del bardo oscuro,
farol y esquina,
ha compuesto un poema sobre el futuro.
Sólo en las soledades de la oficina,
suma cero con uno, pura rutina,
lejos de los hechizos de algún conjuro.
Simple conocimiento del diccionario,
vanas habilidades de ser binario,
cifras, números fríos, data, porfía.
Puede que el cybervate sin abolengo
tenga por cierto un alma que yo no tengo.
Pobre poesía. ©

Del libro De lunfa somos.
Ilustración: Goro Fugita.

viernes, 2 de junio de 2017

Dos locos

Homenaje al troesma. Feliz cumple Horacio.

Era un rayo de sol y yo un yirante
poeta remendón de medio pelo,
dos locos de Ferrer, de cara al cielo,
a bordo de un amor itinerante.
Yo venía de un rioba laburante
gastando los zapatos por el suelo
y ella, novia febril de mi desvelo
se me plantó delante.
No traía un melón en la cabeza
ni frutas del puestero de la esquina,
ni un corso de astronautas de Plutón,
pero le dio el espiante a mi tristeza
de primer polizonte a la Argentina
y penúltimo bardo del montón. ©

Del Libro Oceanario.
Dibujo: Pablo Tambuscio.