Gardel en una playa de Pocitos,
abandonado al ocio y al recreo,
celebra el merecido jubileo
de placeres fortuitos.
Recordando sus tangos favoritos,
las playas del siguiente veraneo,
Barcelona, París, Montevideo,
en un marco de sueños infinitos.
Consumada la tarde soñadora,
en ronda de gomías por la calle
regresa con su risa encantadora.
Y atento en el detalle,
intercambia correos con del Valle,
"de este grone tanguero que te adora". ©
Incluido en el Blog de Ana Turón "Museo del Libro Gardel y su tiempo".
Recitado en Radio UAI.
Entre el principe y un novio que tenía,
Cenicienta, con banal obstinación,
eligió con penitente cobardía
malvender su corazón.
Recostada en una cama larga y fría,
en el páramo de aquella habitación,
llora tanto por el novio, todavía,
que se oxidan los resortes del colchón.
Llanto triste de princesa,
con la boca de romper una promesa
y los ojos de diluvio universal.
Alma en pena por la noche desolada,
soledad de su mirada,
maldiciendo el zapatito de cristal. ©
Del libro De lunfa somos
Recitado en el Café Montserrat y en el Manzi
Ilustración: La increíble Jeannie Lorioz
"Bullanguera mascarita
de un mistongo carnaval..." (el Cele Flores)
La mina laburaba de yosapa
en un circo ranún, de feria en feria,
experta en tal materia
en la cama del trompa se destapa.
Con un rante clavel en la solapa,
picada de apatía y de difteria,
la piba, jotrabándola de seria,
cedía sus encantos (y la yapa).
Sin gracia, por dos mangos,
se gastaba la vida y los tamangos
con un moño a lunares y un bonete.
Andaba siempre sola,
yirando por yirar, a la bartola,
igual que un barco tísico al garete. ©
Del libro De lunfa somos.
Recitado en el café Montserrat.
