Se rajó sin dar parte de ausencia
y piantó del bulín y del rioba,
en un gesto de clara advertencia
no dejó ni el manual de la escoba.
Yo que supe bancar su indolencia
y sus largos rezongos de alcoba,
me bajé de cualquier resistencia
porque un langa jamás se retoba.
Como todo varón milonguero,
sin sacarme el sombrero,
supe dar un pasito al costado;
y pensé para mí: —Garabita,
de garrón, con "la frente marchita",
ya vendrás con el tungo cansado.
Del libro De lunfa somos.
Dibujo: Malcom Liepke.
"Yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos..."
ResponderEliminarWow!!!!
ResponderEliminarSabe qué? Es tan fantástico este poema casi un cuento de la vida real, que no me animo a elegir ningún verso en particular, solo decirle Excelente Maestro, ud. es un Capo.
Lo beso y no salga sin paraguas. (Gardel, lo más!)
REM
Olvidé decirle que me pareció muy bella la pintura de Malcom Liepke.
ResponderEliminarGracias. La pintura de Liepke es pasionalmente sugestiva.
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