Le baten Eduardo Arolas,
allá en el sur de Barracas
un barrio de vacas flacas
y un colmenar de farolas.
Tiempo de paicas y violas,
de compadritos armados,
con timbos acordonados
de cuero o negra gamuza
y una percanta papusa
para lucirla a su lado.
Allá por el año diez,
cuando el gotán se trajeaba
(y en un burdel la garaba
vendía su desnudez),
hubo un antes y un después
de musicar el bandola.
Fueron las manos de Arolas
las que lo hicieron real,
y una piba de percal
que lo amuró a la bartola.
Perjurio de un tango gris
lleno de escabio y rencor,
para morirse de amor
en un rincón de París.
Desangrada cicatriz
que le parte el corazón,
con la terca maldición
de la nostalgia más sola...
Se llamaba Eduardo Arolas,
el "Tigre del bandoneón". ©
Del libro De lunfa somos.
Recitado en el Manzi.
24 de febrero de 1892 / 29 de septiembre del 24.
ResponderEliminarFeliz cumple Troesma, allá en tu cielo de bandoneones.
“No tuvo la suerte de ser amado por la mujer que eligió. Con ella hubiera resistido huracanes. Sin ella sentía que la brisa más tenue podía derribarlo”. (José Narosky).
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=D-Ppj2u5Mek
ResponderEliminarDerecho viejo / Arolas. (Humille Maestro)
“…para morirse de amor
ResponderEliminaren un rincón de París…”
Eran épocas en las que todavía había quienes morían de amor. De alguna manera Arolas es casi un sinónimo de “tango” en su sentido más literal.
Que bueno que lo recuerde en su cumpleaños con este soneto tan sentido, me gustó mucho. Adhiero, FELIZ CUMPLE TROESMA.
Lo abrazo Poeta
Si, fuera de su talento irrepetible como músico, desde mi sensibilidad literaria siempre me conmovió su desolada historia de amor, que lo llevó al exilio, a la bebida y a morirse de amor con solo 32 años.
ResponderEliminar(como estamos solos en este bulín de internet, me permito corregirte y decirte que en este caso son unas décimas).
Un beso.
Tiene razón, pero cómo no pensar en soneto cuando de ud. se trata? Sorry, una vez más.
ResponderEliminarBeijinhos meu Poeta
Argumento válido.
ResponderEliminarPasa que no quería ponerla en penitencia.
Un beso.
Como dice el querido poeta Daniel Giribaldi en uno de sus versos: Me moriré en París o en el carajo”. Así pasó con el inolvidable Eduardo Arolas que murió solo en París el 29 de septiembre de 1924 a los 32 años y que había nacido un día como hoy en el año 1892, en el barrio de Barracas. (como mi viejo).
ResponderEliminarCiento veinte temas de extraordinaria belleza musical fueron su legado, entre los que se destacan, Derecho Viejo, El Marne, Comme il fault, La guitarrita, Catamarca, La cachila, Lagrimas, Fuegos Artificiales, y una joya desconocida por muchos titulado Volcán.
Las dos muertes de Eduardo Arolas
ResponderEliminarhttp://www.lanacion.com.ar/639800-las-dos-muertes-de-edgardo-arolas
Han pasado muchos años y don Arolas sigue dando que hablar, será por aquello de que hay espíritus que siguen rondando los lugares que solían frecuentar?
ResponderEliminarEl cumple de su papá ? Un beso a su recuerdo.
Lo abrazo estimadísimo poeta y buen finde, cuidese de la calor , si?
Conoce el cuento de Sarmiento? Por las dudas, ahí va
Deciase que una doña le pregunto una vez,
Que me dice de la calor don Domingo?
Que es masculino, señora… jiji
REM
En realidad no me refería al cumple de mi padre sino a que ambos habían nacido en Barracas. (yo tengo sangre orillera):)
ResponderEliminarNo conocía la anécdota de don Domingo, sea femenino o masculino ya me tiene la paciencia por el sopi.
Y Arolas, Arolas siempre está. (será que nadie muere de amor por estos tiempos)
“El bandoneón era poco instrumento para un corazón tan grande” (Enrique Delfino”)
ResponderEliminarCuentan que Arolas conoció a Delia López, la “Chiquita” en un lupanar de Bragado, intimaron, la sacó del burdel y se la llevó a su casa de Barracas que compartía con su hermano Enrique. El resultado final fue que Eduardo que viajaba asiduamente dando a conocer su música, en algún punto posibilitó que su hermano y Delia intimaran y tuvieran un hijo. Desde ese momento Arolas nunca volvió a ser el mismo y comenzó a frecuentar la bebida, debido a la traición de ambos.
La noche de la traición Arolas se emborracha, y esa borrachera le duró el resto de su vida, hasta su muerte, de una pleuresía pulmonar en un hospital de París, el 29 de septiembre de 1924, con 32 años de edad.
La leyenda dirá que murió dos veces según un posterior relato poético de Enrique Cadícamo, en una versión no real pero más acorde a la fantasía del tanguero genial con vocación de guapo suicida.
“En esta calleja sola
y amasijao por sorpresa,
fue que cayó Eduardo Arolas
por robarse una francesa.”
Las dos muertes de Arolas
ResponderEliminarhttps://www.lanacion.com.ar/639800-las-dos-muertes-de-edgardo-arolas