dos
centavos el tranvía y un toco para la renta,
arroz,
fideos, polenta, un hambre de la gran siete,
un
gotán, un firulete y en un rincón de la pieza
don
Alberto Vaccarezza garabateando un sainete.
-Serrano
al 100, Villa Crespo (al otro lado del cielo),
una
payada y un duelo de flor, contra flor al resto.
Hay
un portero dispuesto, un vividor mujeriego,
un
turco, un tano, un gallego, sus respectivas esposas
y
hay entre todas las cosas una mujer hecha fuego.
Postal
de un tiempo sencillo, Babel de oscuro lenguaje,
milonga
de rompe y raje y un patio de conventillo,
tauras de faja y cuchillo, compadritos
con diploma,
una
percanta que asoma su pedigrí cadenero
y
un pueta del año cero que la eterniza: Paloma.
Lío
de faldas, chimentos, afrecho, balurdería
y
toda la extranjería amuchada en los conventos,
cartas
de amor, juramentos, una garaba y un bardo,
un
chaferola gallardo rondando la noche en
vela
y
un tango de luna grela que se chamuya en lunfardo. ©.
Del libro "De lunfa somos" - Ilustración: Jorge Blanco
Recitado en la Academia Porteña del Lunfardo.
Dedicado a don Alberto y Antonio Vaccarezza
Era una paica papusa... En la voz de don Alberto Vaccarezza.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=1C9blK8qZEk
El conventillo de la Paloma
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=kc_7pmKU5G8
Breve sinópsis de la vida don Alberto.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=ZGiVvnhOXUQ
Para mi querido amigo, Antonio Vaccarezza, nieto e hijo de próceres poetas.
ResponderEliminarEl tordo Vaccarezza
Después de jotrabar duro y parejo,
con poliéteres, ceras, porcelana,
el torno hijo de mil y el sana sana,
Vaccarezza se juna en el espejo;
una vida dejándose el pellejo
con hidalga pericia cirujana,
igual que un sacerdote sin sotana.
Ya es hora de pensar en el festejo.
En una ceremonia pertinente,
el tordo "sacadientes"
rifó el aspirador y el escalpelo,
el fierraje de origen importado,
el sillón reclinado
y los dientes postizos del abuelo. ©
Carlos Casellas / Académico lunfa
Con afecto bucodental
Poema escrito sobre una anécdota de don Alberto, que me fue referida por su nieto, el querido Antonio Vaccarezza.
ResponderEliminarPackard
Cargó el Packard cual si fuera una valija
y él un noble Robinsón de la realeza,
al instante le asignaron cama y pieza
y le dieron de la nave, la manija.
El destino lo premió con la sortija
de llamarse don Alberto Vaccarezza,
caballero de porteña gentileza,
con la estampa más prolija.
Y a quemar el ventolín a cuatro manos,
que vivir son dos veranos
y después de “la calor”, el aguacero,
con el barco de los sueños al garete,
por la mar del algún sainete,
hasta el día que nos cruce el gondolero. ©
Carlos Casellas
Le cupo a don Alberto Vaccarezza, amigo personal de Gardel, despedirlo en la Chacarita, el día de su partida.
ResponderEliminarResponso
Murió Carlitos I,
lo velan en Chacarita
y nadie falta a la cita,
ni el dotor ni el funebrero.
Suena un rezongo canero
y una milonga surera,
desde un tango de Le Pera,
al bandoneón de Piazzolla,
y está la pena tan sola,
que duele la vida entera.
Las pibas, de luto en celo,
los tauras de llanto fulo
las grelas del cabarulo
y un Buenos Aires en duelo.
Llueven lágrimas del cielo,
de humedecida tristeza,
y en el dolor que nos pesa,
en esta tarde vacía,
con un corazón gomía
lo despide Vaccarezza. ©
Carlos Casellas
“… Postal de un tiempo sencillo,
ResponderEliminarBabel de oscuro lenguaje …”
Qué decir de esta maravilla de poema/relato homenajeando a don Alberto Vaccarezza y no quedándose solo con el primero tbn le hizo los honores con ese Responso.
Ud. es un grosso amigo mío lo suyo no tiene techo, le es tan natural como respirar, como en este caso que pareciera que los versos no dejaban de fluir.
Lo admiro, pero ya se lo había dicho, no?
REM
Gracias Rem, me lo habías dicho si, pero siempre es grato volver a escucharlo. jeje.
ResponderEliminarDon Vaccarezza un grande de aquellos, a quien también le fluían los versos.
Un beso.