En homenaje a don Ricardo Ostuni en el día de su cumpleaños
Con aspecto formal de lungo bueno,
el ñato más famoso de Argentina
la yuga de guardián de la colina
ganándose la vida de sereno.
Erguido en el trocén de asfalto y cieno
diquea su perfil de estampa fina
y parla con Gardel de cuanta mina
se le cruza en la cheno.
Cansado de bailar el infinito
candombe de Corrientes y Cerrito
se juega el corazón, mango por mango.
Y allá en su soledad de pena sola
de langa te parola
el íntimo evangelio de algún tango.
Del libro De lunfa somos.
Imagen: Logo del Centro Cultural del Tango / Zona Norte.
El día que quisieron demoler el Obelisco
ResponderEliminarhttp://www.lanacion.com.ar/2025389-el-ano-en-que-quisieron-demoler-el-obelisco
Relato histórico
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=VEafXSSwxPU
Tengo el honor de ocupar en la Academia el sitial que dejó el querido Ricardo Ostuni cuando su partida. Poeta, ensayista, investigador. Desde entonces intento mantener viva su memoria en cada oportunidad que puedo. Por ello, hoy en el día de la inauguración del Obelisco comparto un poema suyo con todos ustedes.
ResponderEliminarSoy la ciudad que se piantó a la altura
para embrocar el cielo mano a mano
y minga del egipcio y del romano
que deschavan mi flaca arquitectura.
Soy porteño cabal, junen mi hechura:
bien plantado, debute, altamirano
y nostálgico igual que ese fulano
que en una esquina del trocén se amura.
Soy el mástil del canto ciudadano
donde trepa en mistonga partitura
la mufa, que es un tango cotidiano.
Y soy, por un ensueño que perdura,
el puñal de Muraña que no en vano
Buenos Aires conserva en su cintura.
Ricardo Ostuni
Primer Premio en el VIII Certámen Poético
Rioplatense y II Hispanoamericano organizado
por el Círculo de Poetas Lunfardos
Bs.As 1991
Erguido centinela
ResponderEliminarCon aprestos de rígida postura
se yergue más allá del infinito,
el trompa de Corrientes y Cerrito
eleva por el cielo su figura.
La calle rante y dura
le ofrece su escenario favorito
y surge de la entraña como un grito
que rasga el horizonte de la altura.
Acaso Buenos Aires lo sofoca
y un beso de su boca
con vértigo de luna lo devore.
Erguido centinela,
el paso de una mina te desvela
y un tango de Gardel te alivia el cuore. ©
Carlos Casellas - Del libro De lunfa somos.
Grande honor el suyo de ocupar el sitio de don Ricardo Ostuni, puedo imaginar su orgullo. Ud. es un grande querido Poeta, por lo que no es raro que ocupe tan prestigioso lugar.
ResponderEliminarLo felicito, como siempre es un gran placer leer sus poemas lunfas y muy especialmente este post que homenajea a otro grande que ya no está, pero cuyo espíritu debe rondar asiduamente la Academia. No tengo dudas.
Excelentes ambos poemas.
REM