Todo el día en el yerta de costura,
meta hilván y puntada,
entramando con hilos de la nada
el oscuro tapiz de su amargura.
Otra vida le pesa en la cintura,
bendita y celebrada,
acaso una esperanza postergada,
un brote de doméstica ternura.
Con hebras de tristeza,
en la sórdida esquina de la pieza
se ovilla en un manojo de fatiga.
Hilando laboriosa con las manos
la suerte de los días cotidianos
a fuerza de trenzar cardo y ortiga. ©
Del libro Llevarás en la piel.
Recitado en el Tortoni y Radio UAI.
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