Si
Marion Cotillard fuera mi musa,
en un bulo francés, cerca del Sena,
cuánto rubio champán de noche buena
correría debajo de su blusa.
Al cobijo fetén de luz difusa,
yo, punto del montón y ella, sirena,
en un salto mortal de luna llena
rasgaría la seda de su trusa.
Punga suerte chirusa,
berretín otoñal de cuarentena
en un tango de música inconclusa.
Espina avinagrada de mi pena,
y Marión, papirusa,
que en brazos de algún gil pianta de escena. ©
De libro De lunfa somos.
Recitado en el Tortoni y en el Café Montserrat.
en un bulo francés, cerca del Sena,
cuánto rubio champán de noche buena
correría debajo de su blusa.
Al cobijo fetén de luz difusa,
yo, punto del montón y ella, sirena,
en un salto mortal de luna llena
rasgaría la seda de su trusa.
Punga suerte chirusa,
berretín otoñal de cuarentena
en un tango de música inconclusa.
Espina avinagrada de mi pena,
y Marión, papirusa,
que en brazos de algún gil pianta de escena. ©
De libro De lunfa somos.
Recitado en el Tortoni y en el Café Montserrat.
Take it all
ResponderEliminarMarión...
Ensayo (increíble)
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=d3fVcCK9yUY
“…más solo que Gardel en cuarentena
ResponderEliminary Marión, papirusa,
que desnuda sin mí, se desordena.”
Ay Poeta, es que Marión no lo conoce, si los planetas se alinearan y alguna vez sucediera la dicha de encontrarse con ella, no tengo dudas que le encantaría ser su Musa.
Soñar no cuesta nada.
Hermoso y romántico poema lunfa, excelente el Ensayo.
Lo beso querido Charly, buen viernes.
REM
Gracias Rem, seguiremos entonces lanzando poemas al aire, para ver si Marión recoge alguno. :)
ResponderEliminarUn beso lunfa.
Ch.
Si Marion Cotillard fuera mi musa,
ResponderEliminaren un bulo francés, cerca del Sena,
cuánto rubio champán de noche buena
correría debajo de su blusa.
Celestial papirusa,
tan bella, tan de nadie, tan ajena,
tan roja de pasión en cuarentena,
tan íntima, tan sola, tan difusa.
Mon amí, mon amour, la Tour en llamas
que espesa de impudicia te derramas,
febril mujer barroca.
Si dijeras que si, si Dios quisiera,
un otoño en París, de primavera,
cuantos besos cabrían en tu boca. ©
Carlos Casellas / Del libro Oceanario.