lunes, 11 de noviembre de 2019

L. van B.

Habla solo Beethoven por la yeca
de una Viena monótona y sombría,
mientras silba la Quinta Sinfonía, 
con la garganta seca.
En un bar del Danubio pide un feca
y un vaso de agua fría,
a lo lejos se escucha la baldía
llovizna de un otoño rante y breca.
Más sordo que una tapia
la música le funca de terapia
pero nada del mundo lo divierte.
Sentado frente al piano,
apenas siente el pulso de su mano
y escribe la obertura de su muerte. ©

Del Libro De lunfa somos.
Caricatura: Menahem Cohen.
Recitado en el Tortoni y en la APL.

7 comentarios:

  1. Beethoven le encomendó a su ayudante, en su lecho de muerte, una misión crucial que, además, carecía de complejidad alguna.

    Schindler, sin embargo, no fue capaz de ceñirse a sus últimos deseos. «Atente a la verdad», le pidió el compositor. «Reúne mis papeles, dales el mejor uso posible, pero atente a la verdad estricta».

    Murió el maestro y se apoderó Schindler de sus 400 Cuadernos de conversación. Y se dispuso a contarle al mundo quién había sido Ludwig van Beethoven. Y cuando se sentó para hojear sus textos y resumir sus últimos nueve años de vida, se permitió una descarada licencia.

    Se sintió capacitado para reescribir la historia de Beethoven, con derecho a juzgar el interés de sus ideas, a desechar párrafos, incluso a destruir los cuadernos que consideró políticamente incorrectos. Como el efecto mariposa: una variación en los datos iniciales que acaba dando lugar a una evolución completamente diferente a la que debería ser.

    Ocultó al Beethoven real. Y creó uno nuevo. El que él quiso. El que realmente conocemos.

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  2. A Schindler le corresponde el mérito de escribir la primera y la más influyente biografía conocida de Beethoven, Biographie von Ludwig van Beethoven (Vida de Beethoven), pero también la menos fiel.

    De los 400 cuadernos que el director de orquesta llenó de reflexiones, anotaciones personales, teorías musicales y controvertidas observaciones políticas, su «honesto» amigo puso a disposición pública solo 136 en la biblioteca de Berlín. Un tercio de todo lo que Beethoven tenía que decir.

    Destruyó el resto y con lo poco que decidió salvar elaboró un retrato del director de orquesta al que, además, le añadió líneas apócrifas y exageraciones varias.

    La gente le creyó.

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  3. Lo cierto es que la vida de Beethoven fue apasionada. Utilizó todos sus contratiempos para crear. Y para interpretar.

    Recurrió inteligentemente a sus amores, a sus decepciones, a sus complicadas relaciones familiares, a sus enfermedades y a sus crisis morales, exagerándolas, distorsionándolas, para exprimir de ellas energía, gasolina, para convertirlas en fuente de inspiración.

    Un hombre que utilizaba todo su dolor, exagerándolo incluso para crear luminosas y poderosas sinfonías.

    Fuente: Diario La voz de Galicia.

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  4. Claro de luna / https://www.youtube.com/watch?v=TVDREzBijRI

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  5. Para Elisa / https://www.youtube.com/watch?v=UPNUp9DwFR0

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  6. “…la música le sirve de terapia,
    pero nada del mundo lo divierte….”

    L van B fiel ejemplo de una de las grandes ironías de la vida, no? Me hizo acordar a Borges y su poema de los dones.
    Hermoso su homenaje estimadísimo Poeta y gracias por la música sublime.
    REM

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  7. Asi es Rem, componer contra toda esperanza, contra todo desaliento, contra todo desamor.

    Me alegra que la música haya podido acompañarla.

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