miércoles, 31 de diciembre de 2014

Dulcinea




























Amada Dulcinea del Toboso,
si salgo vencedor de este embrollaje,
no habrá Sancho ni paje
que impida que me tomes por esposo;
asumo que no soy el más hermoso
ni me sobra peleche ni equipaje,
pero tengo carpeta y andamiaje,
aunque parezca un coso.
Verás, cuando derrote a los molinos,
escabiados de pompas y de vinos,
podrás dormir la mona lo más pancha
y en la dulce franela de mis besos,
seremos con dos pesos,
los puntos más felices de La Mancha.

Del libro Oceanario.
Dibujo: Oscar Valverde.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Adios


















"Renacerás, porque si nadie ha renacido, tú podrás..." (H. Ferrer)

La pena de tu adiós pende del cielo,
espesa, casi bruna,
y cae con el peso de una luna
que se rompe de bruces contra el suelo.
Un arcángel de ronco desconsuelo,
de soledad final e inoportuna,
con el rante gotán con que te acuna
te abriga el corazón con tu pañuelo.
Y Dios, el mismo Dios, tiende tu cama
con finísimas sábanas de hilo
y enciende el farolito de la pieza,
una lluvia celeste se derrama
y a lo lejos un disco de vinilo
gira y gira al compás de la tristeza.

Soneto Adiós.
Dibujo: Jaime Clara.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Estallido (versión lunfa)


















Venus tiene un amante de bolsillo
y el logi del marido ni se entera,
meta fragua de hierros en la hoguera,
con cincel y martillo.
Escenario de amor nada sencillo,
noviazgo de discordia dominguera,
si a Vulcano le ocupan la catrera
arderá el conventillo.
Amasijo de beso y encurdaje,
no hay dios en el Olimpo que no raje
del novelón tanguero:
mientras tanto el volcánico de Marte,
reclama para si su cuota-parte
y acomoda el pilchaje en el ropero. ©

Del libro De lunfa somos.
Pintura: La Venus de Botticelli.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Responso






































Insignia del Premio del Concurso literario del Centro Cultural del Tango.
Zona Norte.

Bandoneón, escolaso, whisky, Zita, 
evangelio troileano,
homilía procaz, gotán profano
de lágrima infinita;
el ángel milonguero que te habita
y te lleva, carpuso, de la mano,
te acuna con un tango cotidiano 
y una nana bendita.
Pichuco, Troilo en flor, atril en vela,
que la viola de Grela
te rece su responso cadenero,
y en la noche más sola
el eco funeral de algún bandola
te llore con acordes de aguacero.

Del Libro Oceanario.
Primer Premio del Concurso literario 
del Centro Cultural del Tango- Zona Norte.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Postal de infancia

A la memoria de nuestros abuelos inmigrantes

El patio perfumado de malvones,
los jazmines, las rosas
y un eco de nostalgia en tantas cosas
azulando el perfil de los balcones,
la luna, los gorriones,
el damero coral de las baldosas
y un florido tropel de mariposas
volando en infinitas direcciones.
Rantifusa Babel y el cotorreo
del yotivenco reo
plantado en su angelada sencillez,
a lo lejos el son de una guitarra
y el verde decorado de la parra
sombreando el arrabal de mi niñez.

Del libro Oceanario.
Dibujo: Roque Vega.

martes, 9 de diciembre de 2014

La Nín




























El cuore de Anaís late a 220
(pavada de latido),
la piba es un infierno contenido,
con el diablo, Caronte y la serpiente.
De tefrén y de frente,
sin muda ni sombrero ni vestido,
igual que el bacanal de un alarido
que estalla de repente.
Se parola en el bar, que la petisa,
con destreza de gata en la cornisa,
va sumando garabos al elenco;
carpusa y sin apuro,
la mina más fetén de Villa Luro,
ardiendo en el zaguán del yotivenco.

Del libro Oceanario.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Amor de morondanga

Ya no quiero tu amor de morondanga,
ni tu beso peluche de estropajo,
ni escarmiento de lágrimas ni andrajo
de labios de fritanga.
Por mí puedes bailar una pachanga
en la punta más alta del carajo
y arder con estertores de badajo
en congas domingueras de bullanga.
Simulacro de llanto compartido
y minga de promesas
en la tarde del último aguacero.
Cada quien con su parte del olvido,
el cloruro de sodio con que besas
ya no sala la carne del puchero.

Del libro De lunfa somos.
Pintura: Eduardo Urculo.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Troesma















    Al troesma Luis Zorz 

Le baten los que manyan su laburo,
el troesma, Don Zorz, Luisito a secas,
y el patrulla Buenos Aires por sus yecas,
como un pibe adolescente, sin apuro;
con un lápiz y un pincel decora un muro
o las puertas despintadas de los fecas,
cuántas pibas con carita de muñecas
alabaron su tapín de tipo duro.
Y él, carpuso, con un trazo de juguete
en el centro de un filete
te dibuja un corazón discepoliano,
frate lunfa de Julián y de Gobello,
con sus alas de arlequín remonta vuelo
y te lleva, polizonte, de su mano.

Del libro Oceanario.
Filete: el troesma Luisito Zorz.

Cuentas claras




























Acomodó las pilchas en la cama,
tres blusas, dos polleras, un vestido,
cansada de yugar contra el olvido
de tanto melodrama.
Fue su amante, su vieja, su mucama,
su domigo de fútbol aburrrido,
su señora con nombre y apellido,
su yiro, su programa.
En un pelpa raído y arrugado,
ya fula de ponerle la mejilla,
garabateó su espiante de tristeza;
hay cosas que se pagan al contado
y allí, sobre la silla,
le dejó la escritura de la pieza.

Del libro Oceanario.
Dibujo:Giorgia Kapetanaki.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Luz, cámara...




























Humprhey Bogart, en plena guerra chiva,
regentea un boliche bacanazo,
cabarulo de juerga y escolaso,
en un mundo que marcha a la deriva.
Una piba de amores, fugitiva,
con un punto del brazo,
después de un tiempo lungo de retraso,
irrumpe en el café, contemplativa.
Triángulo confuso,
Ilsa al fin piantará con su marido
y Rick que se encanuta flor de tranca;
los nazis, Alemania, el frente ruso,
París en el olvido.
¡¡Silencio, que se filma Casablanca!!

Del Libro Oceanario.
Dibujo: Joaquín Aldiguer.

lunes, 1 de diciembre de 2014

La Colo













Yiraba por las calles de Belgrano,
cobrando gamba y media la completa,
oscura transeúnte de un planeta
final y suburbano.
El viento que la lleva de la mano
(fatídica y secreta),
escribe cada nombre en su libreta
con tinta de escarmiento cotidiano.
Después de cada cita,
el ángel del hastío la visita
y duerme en el costado de su cama;
erial su corazón, tizón de hoguera,
en brazos de cualquiera,
a cántaros de lluvia se derrama.

Del libro Oceanario.
Dibujo: Arte callejero.